¿A
qué llamamos crisis? Hace referencia a situaciones o acontecimientos que
irrumpen en la continuidad de nuestros hábitos; la asociación
subjetiva de las
crisis con sentimientos
de sufrimiento y peligro no hace
justicia a las oportunidades que abre:
siempre es posible
que uno de
sus posibles desenlaces favorables
sea mejor que la mera
continuación del estado
anterior.
Es como si
la Divina Providencia nos pusiera de frente con respecto a algo que no nos
atrevemos a tocar pero que siempre hemos sabido de su existencia, Grof lo cita
muy bien cuando dice: “el cambio comienza frecuentemente con un sentimiento
creciente de insatisfacción, de carencia, “que falta algo”. Pero esto “que
falta” no es nada concreto y material; es algo vago y huidizo, algo que es
incapaz de describir”. Tomado del libre “El Poder Curativo de las Crisis”
Una de las
consecuencias de la
interrupción inesperada y
brusca de una situación estable
es que la necesidad
obligue a crear
otra que acabe
siendo mejor estructurada y de
mejor futuro.
Obviamente las crisis suscitan en nosotros una gran mezcla de emociones. Las emociones que acompañan estas situaciones expresan decisiones inconscientes para el enfrentamiento y la superación de la crisis. Las más frecuentes son el miedo, la angustia, la ira y la desesperanza.
Luis De Rivera lo explica así: el miedo expresa que hay que huir de algo concreto y conocido, en cuanto a la angustia, nos dice que es preciso huir de algo, pero no se sabe de qué; la ira nos informa que se desea alejar algo de nosotros, sacarlo de nuestra vida; la irritabilidad nos plantea que hay que alejar algo de nosotros, pero no sabemos qué y por último la desesperanza que nos hace pensar que no hay nada que tenga interés, ni que merezca la pena. ¿con cuáles de estas emociones te identificas? del momento actual ¿cuáles emociones creerías qué están predominando en el mundo?
Estar en casa todos los días, muchas horas juntos, puede generar roces entre hermanos, entre los padres con los niños, entre mamá y papá u otros miembros de la familia. Es importante hacer de este tiempo un proceso de adaptación paso a paso, ya que genera un nuevo cambio en la familia.
Se suele estar acostumbrados, a que cada persona dentro del núcleo tenga una responsabilidad y un rol (trabajar, estudiar, ama de casa) y generalmente el tiempo compartido junto no solía ser tan extenso. Esto puede acarrear como consecuencia ciertos cambios y molestias producto del ajuste a esta nueva etapa.
Dentro de algunas situaciones que pueden presentarse podemos encontrar:
Rabietas en sus hijos: Entender que es una manera de expresar su incomodidad, frustración o rechazo a algo en específico. Anticipar las situaciones, lo que va a realizar o los cambios es muy positivo para baja los niveles de ansiedad del niño/a, brindándoles seguridad y tranquilidad. También es importante NO tomarse la rabieta como algo personal y es vital que los padres acompañen y guíen al pequeño/a amablemente hacia la calma. Estar tanto tiempo en casa, pude generar que el/la niño/a se enfade o se frustre por situaciones como: Querer salir al parque, pelear con su hermano/a por algo que quiere, angustiarse, sentirse triste o agobiado y esto puede ocasionar la presencia de una rabieta.
Los miedos: El primer punto, es que como padres validen esta emoción en sus hijos/as y posteriormente transmitirle seguridad, protección, y confianza, conversando sobre a qué cosas siente miedo o que es lo que le preocupa y afecta.
Ayudarlo/a a entender que el miedo no es una emoción negativa y que pueda poner en
palabras lo que siente.
Las rutinas: Se debe mantener en lo posible la misma estructura de rutinas que ya tenía, haciendo los ajustes necesarios, pero si conservando horarios de aseo e higiene, alimentación y sueño, esto evitará un desajuste mayor y lo mantendrá equilibrada para cuando deba incorporarse nuevamente a sus actividades regulares.
"De la conducta de cada uno, depende el futuro de todos" atribuido a Alejandro Magno
A partir de las lecturas de: Psicovida-10 por grupo de psicólogos de España; Crisis Emocionales por el Doctor Luis de Rivera; El Poder curativo de las Crisis por Cristina y Stanislav Grof
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